miércoles, 22 de diciembre de 2010

En la universidad

No todo son malas noticias. En mi clase me estoy adaptando perfectamente.


He de decir que al principio no fue así, los primeros días estuve un poco aislada. No por ser extranjera, si no porque yo soy muy tímida y al principio no hablaba con nadie.


Pero según han ido pasando los días y las semanas, mi relación con los demás ha ido mejorando. La verdad es que la mayoría de los universitarios son gente madura, educada, tolerante y muy simpática, y no me he encontrado a ningún racista de momento. Esto me hace deducir que la gente aquí es mucho más seria, que vienen a estudiar y a conocer a gente con quien pasárselo bien, y no buscan problemas, ni mala onda.
No sé, estoy tan contenta, aquí somos todos iguales, y todos tratados por igual, parece que esa es la esencia de la universidad, ¡y me encanta!


Estoy muy contenta, la gente se me ha ido acercando mucho y se han interesado por mi y por mi historia (que ya la he contado varias veces) y la gente me escuchaba. Lo mejor de todo es que platicando con los chavos, me han mostrado su apoyo y se han ofrecido a dejarme los apuntes para que si algún día a la semana me veo agobiada no vaya a clase y me quede estudiando en casa.


Una chica con el pelo crespo, me ha dicho que me admiraba mucho por las ganas y las fuerzas que tenía y por todo mi sacrificio. Cuando me ha dicho eso casi la pego un abrazo, Dios, me han sorprendido tanto sus palabras que hasta me he emocionado. Es tan diferente el ambiente en la universidad que en el trabajo...


Bueno, y lo mejor de todo es que un día me fui por la noche con mi clase a cenar y a tomar unos tragos y me lo pasé estupendamente. Puedo decir que en la universidad estoy muy integrada. También me invitaron a una fiesta de Halloween y a un cumpleaños a los que no he podido acudir porque no tenía tiempo, pero aun así agradezco sus invitaciones...  ellos no saben cuanto.



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